Personal Passiones

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sábado, 29 de abril de 2017

Síndrome de Estocolmo.


Una manera de resumir mi ex relación. Eras mi síndrome de Estocolmo, al menos eso era para mí. Fue lindo, hermoso, hice todo para que jamás terminara. Eras como mi secta. Un amor, uno de esos que uno cree que, va a ser para toda la vida. Para no hacerte el cuento largo, decíamos que estaba de película. El día que se fue, sentí como si mi relación con las drogas fuese a terminar. Él como un vicio, y yo sin saber si tenía que esperar, o solo creer en el resto, lo que decían. Hasta lo que sus amigos me decían, que es así, te utiliza y se va. Es como si fuera un limón, o una mandarina, que sé yo, te exprimen. Yo y estos gustitos tan... mediocres.
Tengo un imán con la gente loca. superar fue lo más caótico, llamarle mi síndrome de Estocolmo. No había día en el que no me sintiera controlada, supongo no ser la única que le haya sucedido esto. Me volví invierno, y cuando se fue llegó la primavera, los nuevos colores estaban en mí. El arte de superar el auto control desde ahí supe que nada volvería a hacer que cambie algo en mí, otra vez, me hice un poquito más fuerte ¿saben? más rota pero resistente.  Aunque me encantaría que la vida, fuese como hoy, siempre. Ya que lo he superado, organicé todo, cambié de lugar muchas cosas, me ocupé en mi persona, en quien soy, mis vecinos dejaron de quejarse, mis ojos brillan más, me ocupé tanto, que paso las horas riendo, quien sabe de qué, pero me río, y la neta es que no es fingido. Sentí que perdí muchísimo tiempo, y te diría, dinero pero ese viene y va, de todas maneras ese ni duele tanto, como sea, fue mi síndrome, mi síndrome de Estocolmo, lo que no cambió, es que, sigo siendo una intensa de lo peor. Tengo salud, tengo algo mejor aún, me tengo a mí, y tengo personas detrás del monitor que están proyectadas con todo lo que digo y siento, alguna vez ha pasado, indudablemente, y es muy difícil encontrar en un lugar como este donde es internet ya no de personas, yo amo desahogarme frente a la cámara, antes hacía comedia, ya no. Por que encontré este talento de expresarme como yo quiero frente a la cámara, porque encontré estas mágicas letras que me ayudan a escapar de abismos. ¿Saben qué? Yo amo a esta Lucía, y adoro que saque lo siente, y es que cada día me vuelvo más difícil de enamorar, eso sí, vivo enamorada de las buenas historias de amor, si no, no lo llamaría síndrome de Estocolmo. Ando como Gloria Trevi, intentando superar a Sergio Andrade. Tras tanta violación emocional, dañada hasta el final... sin solución... sin evolución, tú, mi síndrome de Estocolmo, me trastornas tanto que tu nueva víctima me recuerda a Mary Boquitas, y sé que la próxima será Karla de la Cuesta, porque ¿sabes qué?, siempre hay un gran clan detrás de ti. Yo creo por eso me gustabas, porque sabía que me podías dañar, y hacerme escribir de maravilla. Con sus libros de psicología y manipulación mental, con el hambre de tener bajo su control a alguien, dominar  y le pertenezca totalmente te pareces tanto a Sergio Andrade, y yo tanto a Gloria Trevi 90's, que no te queda nada mejor que declararte culpable, tú mi síndrome de Estocolmo, lo más cabrón es que, lo volverá a hacer, lo volverá a hacer y lo volverá a hacer. No me declaro víctima de este amor, pero hubiera sido algo mejor como Bonnie and Clyde, hubiera sido más lindo, y ahora me siento Gloria Trevi cuando se preguntaba "¿Qué hacía con Andrade?". — 

Escrito por Lucía Camargo.