Personal Passiones

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viernes, 6 de septiembre de 2019

Creciste.


Creo que al fin se está cumpliendo esa profecía que nos decían de niños. Que ser adulto es difícil. Aquí ya salen los monstruos y las pesadilla que temíamos de niños. Y nadie nos viene a salvar. Pasan como cincuenta cosas al segundo y no podemos con tantas. Cuando algo va mal la vida dice, perate que ahí te va una peor, y así cada vez más. Y no entendemos porqué. No sabemos que pasa. No comprendemos lo que sucede y más que nada, el por qué nos sucede si hacemos las cosas bien, somos buenos con la gente, ya tenemos más paciencia que cuando de más jóvenes no teníamos. Sacrificamos cosas que nunca dijimos sacrificar. Y siempre tener ese nudo en la garganta de no actuar mal ni decir algo que morimos por decir o hacer porque no es lo prudente.

Vemos alrededor y hay gente que está igual, antes no veíamos eso, por algo a los niños los protegen y ocultan cosas, y ya estando aquí, miramos la realidad; ya no somos niños, ya tus propios padres te atacan sin esa misericordia de verte pequeño sin saber de la vida, tus amigos te hacen cagada y te traicionan por sus putos intereses, tus amores son pura mierda y parece que nadie vale la pena. Y las pocas poquísimas personas que sí valen, o están en la misma mierda o viven lejos, o algo impide que las tengas cuando necesitas de ellos.

El mundo es un caos, rara vez te topas gente genuinamente buena y noble. Normalmente es gente falsa e hipócrita y cuando te das cuenta es demasiado tarde. Te culpan por cosas que ni sabías que habías cometido. O peor, acomodan las cosas para victimizarse y hacer que tú seas quien es la peor persona. La gente se agarra de cualquier excusa para dañarte. La peor gente se encuentran entre ellos y viajan en manadas como hienas y te preguntas ¿cómo es que les va tan bien? ¿Satanás los protege acaso? No, es sólo que no les importa una mierda.

Ha de ser duro tener un corazón puro y ni con tanta adversidad poder ser también una mierda para disfrutar más de la vida a costa de lo que sea y de quien sea. No es que seas un mártir, es que no sabes hacer el mal. Aún cuando es lo que más quisieras.