Personal Passiones

Personal Passiones

jueves, 29 de agosto de 2019

Hey,

   ya te lo he gritado hasta quedarme sin voz, ya te lo he suplicado hasta quedarme sin orgullo, ya te lo he explicado hasta agotar mis argumentos. 
¿Es que acaso las palabras son tan vacías? Sé que has vivido desde hace décadas en un mundo lleno de mentiras, donde las palabras no significan nada, [donde sumerges tu inmadura mentalidad en libros que te hagan creer que eres invencible y más que los demás, donde te escudas tras una falsa gran autoestima, y sabes que eres alguien igual de frágil que los demás, pero te gusta hacerte el duro, sin escatimar a quien dañas en el camino]. Yo no sé expresarme de otra manera, si tampoco les importa a los demás verme enloquecer, total, loca ya estoy, pero, aunque tal vez no te lo hayan explicado nunca, aún estoy consciente, no vivo en la fantasía, ¡ojalá así fuera, maldita sea! Ojalá realmente estuviera loca, y en mi mente enferma y bipolar me viera como un personaje mítico en vez de quien realmente soy, un despojo, un mal experimento, un conejillo de indias, la primogénita, el accidente, el depósito de basura, y por si fuera poco, consciente del desastre y de lo poco que represento y valgo para todos. Solo un problema, solo un error, alguien a quien deben mantener alejado, alguien que no entiende nada, que solo esta loca. Estoy consciente, y no puedo acostumbrarme al dolor del alma, a las heridas de los recuerdos, a la soledad... a la ira, reprimida que intento esfumar cada que me acuerdo; es difícil acostumbrarse a agonizar, y vivo hundida mientras lucho por flotar, y lo único que veo en la superficie es que todos pueden respirar, menos yo. Estoy cansada, te lo he dicho tantas veces, de mil maneras, que te necesito más que nunca, y no es un juego, no es locura, no es berrinche, no es un intento de manipulación, no es odio, no es rencor, es soledad, tristeza inagotable, desahucio, súplica. Sácame de aquí, escúchame, todos me ven sonreír, o me ven seria como si no sintiera nada, callada como si no tuviera nada que contar, pero no me importa lo que los demás piensen o digan, si me aman, odian o ignoran, quiéreme tú, es lo único que desearía escuchar, ya te lo pedí, ya intenté dándote algo para demostrarte que estoy de tu lado, no en tu contra, que puedo ser mejor que antes, que solo pasé una mala etapa, y aunque ahora estoy peor, puedo probarte que estarás satisfecho y orgulloso, y no estoy loca, estoy descompuesta, inestable, escúchame antes de que se me acabe la voz, no me pidas perdón, solo deja de abandonarme. Dime que estás aquí, solo hay dos cosas que quiero, desaparecer o que aparezcas. Hazme saber que te importo, por favor, que mi alma no puede vivir sin escucharlo, pero sí puede morir, huir a algún sitio donde aunque ya no pertenezcas, pueda escucharte a lo lejos a lado, llorando y arrepintiéndote de no estar aquí, cuando mis oídos aún podían escucharte. Solo vivo para saber si aún me necesitas, si aún te alegras de haberme traído aquí, siempre has tenido y siempre tendrás ese poder, estoy aquí por ti, y por ti me iría. Y por ti me iré...


jueves, 8 de agosto de 2019

Puta melancolía.


Es media noche, yo estoy separada de ti por la ciudad, colonias y carreteras, árboles y puentes, escuelas, restaurantes. Pedazos de terracería, y un par de rutas que me sé de memoria para llegar a tu casa. Los arbotantes bajo la lluvia leve que cae justo ahora, y aún así iría a ti sin pensarlo dos veces.

Veo la ventana imaginando la tonta fantasía en que me llames y vaya por ti para traerte y contemplarnos en mi cama. El trayecto que tomaría, el esperar a que subas a mi coche, y al vernos, besarnos con un hambre de tenernos... Parpadeo y bajo la mirada, sé que no va a pasar y eso me entristece el triple. Me acomodo en cama y cierro la cortina, abrazo una de mis almohadas grandes y, oh oh, ya es muy tarde para distraer mi mente de ti, maldita sea, ya empecé a llorar de nuevo, estrujando la almohada y extrañándote no va a hacer que mi sentimiento de tristeza, impotencia y enojo se vaya. Mucho menos hará que tu vengas. Tampoco haciendo como que no pasa nada y tú no existes. Entonces, ¿dónde me refugio, o qué hago? Puta madre. 

No sé qué plan tenía Dios, la vida, el destino, el universo o lo que sea cuando te puso en mi camino y me hizo amarte. ¿Para qué me dio ese breve cuento de hadas contigo si no iba a durar para siempre?

Terminé peor. Y con el corazón roto no, con el corazón hecho mini pedacitos de lo que era un corazón. No me da las fuerzas ni siquiera de volver a armarlo. No tengo fuerza ni de... Respirar.