"Está imposible su machismo. ¿Qué les cuesta decir: «Sí, güey, al chile las hemos tratado de la verga, hay que cambiar»? No, güey, se cuelgan de que «no todos son malos», que «nosotras también ejercemos violencia» y que sus ajustes de cuentas con el narcotráfico cuentan como ‘hombricidio’, no mamen.
Muchas veces somos catalogadas como que todas somos parte de un menú y que un güey, cualquier güey, puede probar a ver cuál le convence y tú, como mujer, tienes que demostrarle que le convienes tú, que eres “mejor que las otras”; que te depilas, te maquillas, te arreglas, te adornas y dejas que te use como objeto sexual en la cama sin protestar, que no eres una 'loca', que no eres exagerada, tóxica, problemática, que soportas los chistes negros de machismo y le permites y soportas todo, así que eres la mujer perfecta.
Eso también es violencia. La cultura patriarcal es violencia.
Cuando dicen 'Nosotros no hemos violado a nadie', pero comparten el pack de la ex de un amigo en los grupos, o suben nudes de mujeres sólo porque es lo más interesante que pueden mostrar: una vagina y dos pechos.
Ya basta. Si te jactas de que nunca, nunca —nunca en tu vida— has violentado a una mujer, síguete de largo en tu timeline, silencia la cuenta, déjalos de seguir y vete. Si eres incapaz de reconocer la violencia hacia las mujeres que cuando menos ha estado a tu alrededor, sólo vete.
No es necesario que refutes, que comentes, que te desgastes en comprobar que te resuena tanto la violencia que estamos exponiendo, que tienes que negarlo porque tienes miedo de aceptar que no eres para nada distinto al asesino de Ingrid, quien como bien dijo Silvia Castelán, no es ni un monstruo, ni una bestia, ni un fenómeno completamente fuera de lo normal, es un hombre promedio al que este sistema encubrió y encubrirá hasta el final."
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