Personal Passiones

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viernes, 27 de enero de 2017

Di notte. Por la noche.





Las casas y departamentos a la hora de la madrugada, en su mayoría están calladas, oscuras, tranquilas, y más si es entre semana. Encima de una terraza de mansión en un circuito residencial en la ciudad, viendo a lo lejos las luces de las calles principales llenas de vida, ya que, el mundo en sí, nunca duerme, la tranquilidad que se respira estando solo, es armoniosa. Gusta mucho. A esta hora, aparte de mí, han de haber más personas solas, me refiero las que no siguen de fiesta esta noche de viernes, en reuniones, aún en el trabajo incluso, con amigos o familia, celebrando, distrayéndose de lo pesada que pudo ser esta semana y tomando un respiro porque el fin de semana llegó. Al contrario de esa gente, los que nos quedamos en casa, y me refiero a esas almas navegando por las calles de la ciudad de los recuerdos, de la nostalgia, del dolor, o del amor. ¿Cuántas personas están hoy, ahorita, mientras escribo esto, en sus habitaciones con la única luz de la calle entrando en la ventana, pensando, escuchando música que no sueles decir que escuchas porque es tu guilty pleasure, hablando por teléfono con alguien especial, haciéndose el tonto o la tonta en las redes sociales, dando likes, viendo videos de risa para distraer tu realidad y regalarte un buen momento? ¿Cuántos estarán ahorita llorando por cualquier razón esperando, con todas sus fuerzas que el día de mañana sea un día mejor, cuántas parejas afortunadas están juntas, ahorita en la cama haciendo cualquier cosa que les haga feliz, disfrutando el tiempo porque decidieron sólo quedarse en vez de salir? ¿Cuántos están junto a alguien que les hace buena compañía viendo el cielo, hablando de cosas que trascienden, de esas pláticas profundas que disfrutas demasiado cuando sueles conectar con otra persona, tomando algo caliente para calmar el frío de enero, dentro o fuera de alguna casa? Cuantas cosas pasan ahorita en esta madrugada, y estamos la gente como yo, callados, tranquilos, a punto de dormir, pensando sobre la vida, sobre el cómo somos, y dándonos cuenta que aunque nos sentimos muy solos, pero que las cosas mejoran, nada es fácil, pero somos fuertes, nos sentimos tristes, imploramos compañía, pero no cualquier tipo de compañía, un abrazo, gente que nos haga sentir que somos importante, que nos amen, y aunque a veces no nos damos cuenta, sí los tenemos, sí tenemos todo eso, pero la madrugada, la noche, y la soledad un día de la semana donde la ciudad no suele dormir, y tiene mucha gente rondando perdida, alegre y hambrienta de muchas cosas, buenas y malas, uno piensa cosas que lo ponen así. Es un sentimiento raro, pero que suele disfrutarse mucho excepto cuando cae en lo dramático, y te hace pensar cosas que torturan a la mente. Pero hoy, estoy bien, estoy sola, y me siento bien, a diferencia de otras veces, puedo estar mejor, pero estoy contenta con que hoy dormiré tranquila. Gracias mundo por leerme una vez más. Buonanotte.

A.



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