Personal Passiones

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domingo, 14 de enero de 2018

¿Gustas un paseo?


En mi mundo de ilusiones, en el parque de depresiones, abre sólo para ti.

Súbete a la montaña rusa de mis emociones, te marearás al principio, pero luego le agarrarás el gusto por subirte una y otra vez.
El tobogán de mis lágrimas, si quieres más impulso sólo hazme llorar más y tendrás un paseo que te divertirá y te entretendrá a mi pesar.
Hay un columpio, es tranquilo pero es hecho del duro acero de mi voluntad, tranquilo eh, que entre más te balancees más se irá rompiendo y terminará cediendo ante tu peso.
La enorme rueda de la fortuna de estar conmigo, cuidado que las canastas se balancean mucho y te puedes caer estando arriba, si no piensas tomar el riesgo ni te acerques, estando abajo te darán muchas ganas de subirte pero si estás tranquilo y cooperas disfrutarás el viaje y la hermosa vista desde ahí; conociéndote sólo estarás rejego, exigente, inquieto y la pasarás mal, terminarás odiando el paseo.
Pásate por la tienda de los recuerdos y memorias que tengo contigo, no te las lleves todas que es de lo que me mantengo para sobrevivir.
En el sube y baja de amor-odio que te tengo te puedes lastimar, a veces tienes el poder de estar abajo y dejarme caer, a veces puede ser al revés, pero creo que te gustará jugar ahí si es por buscar tener el control.
Métete a la casa de los espejos, verás todas mis facetas, no te vayas a perder que algunos reflejos son más horribles, otros muy agradables de ver, todo depende que tan desesperado estés por salir de ahí, o cuánto más quieras quedarte a ver.
Está otra casa, es la casa de la risa; en ella están cada una de las humillaciones que provocan todas esas muecas y sonrisas tuyas, también los sentimientos de grandeza que provocan los momentos en que me he arrastrado y rogado para estar cerca de ti y tú sólo saldrías satisfecho con una sonrisa esperando entrar de nuevo y divertirte más con mi miseria.
La última es la casa de los espantos, odiarías entrar ahí, pero si eres amante de las emociones fuertes en ella encontrarías mis lamentos y reproches, mis gritos y mis arranques, las amenazas y también las promesas que te he hecho estando enfurecida, cada una de ellas, todas las torturas que he soñado con hacerte por herirme y hacerme sentir menos, también hallarías tus miedos, los que conozco al menos aunque yo no esté en ellos, los hallarías materializados frente a ti, saldrías vivo, pero saldrías loco. Sería un paseo de una sola vez, saldrías trastornado, cambiado, aterrorizado, colgándote y con mucha suerte, tal vez saldrías al fin... amándome.

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