Personal Passiones

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viernes, 17 de abril de 2020

Lección aprendida, vete y el que siga.

Siempre hacía su máximo esfuerzo. Él siempre me hacía acabar, por ejemplo, en el sexo, aún cuando no tuviera ganas, lograba sacarme un orgasmo, supongo porque sabía que no tiene tanta suerte con las mujeres y es muy poco agraciado, tendría que hacer más allá para lograr algo. Conmigo funcionó. Siempre hacía su máximo esfuerzo, y no sólo en eso, quitando lo sexual, siempre hacía todo muy lindo y agradable, llegué a pensar que era el príncipe azul que todas desde niñas sueñan, siempre hacía su máximo esfuerzo, por algo me dejó tan enamorada de él.

Aunque también hacía su máximo esfuerzo para lastimarme cuando el amor se le fue, se esforzaba mucho sabiendo por dónde darme y haciéndose el que no sabe nada. Hacía su máximo esfuerzo para humillarme frente a otros, o ignorarme, siempre admiré eso, lo hacía... tan fácil. Siempre hacía su máximo esfuerzo para lo que quería, supongo sabiendo que pudo tenerme, sabía que tal vez ya podría tener a alguien igual o mejor. Porque no es por nada, y disculpen la evidente falta de humildad, fui de lo jodidamente más bello que le ha pasado en su vida hasta la fecha. Y lo sostengo. Y eso ni con su máximo esfuerzo lo va a poder olvidar.

Pero pasa algo curioso, ahora mirando dentro de mí en mi corazón, ya no hay un gran peso que duele, y tampoco puedo decir que está vacío, pero sí que está libre, fresco y a la vez cálido, donde ya sólo sentía frío. Como cuando tienes un punto negro y logras sacarlo todo dejando un pozo en la piel, pero con el tiempo irá cicatrizando.
Se siente bien haber sacado ese gran punto negro, esa suciedad que pensé que se llamaba amor. Fue lindo, mientras duró, luego ya fue sólo pena y soledad, dolor y lágrimas.
Ya puedo decir que maybe, hasta lo dejé de amar, (siendo honestos, cuando llegas a amar a tal intensidad, aún con un poco de recelo en el fondo seguirás queriéndole. Pero por lejos ya no va a ser amor, eso ya fue, ya se acabó) ya lo veo como ser humano normal y repetible, ya lo veo como una persona más en el planeta tierra, ya ni me duelen los recuerdos, las canciones, las pláticas. Aún queda cierto rencor pequeño por ahí pero supongo son secuelas normales de un gran trauma emocional como el que pasé. Se le quitó ese gran destello hermoso y brillante que veían mis ojos y lo destacaban del resto.
Y ahora nadie, y digo nadie, ni con su máximo esfuerzo me va a hacer caer ahí de nuevo. Sabré amar, pero me amaré más antes. Ya sé amar, conocí el amor y mira que amor puro y verdaderamente incondicional, es una joda, no lo hagan. No vale la pena. Pero mientras disfrutaré mi libertad, esa que hace mucho no sentía, ser yo. Hacer algo sin recordar a alguien, oír o leer algo sobre amor o desamor sin pensar en algo que me cambie el ritmo del día.

 Para mí ya ni su nombre es especial, le llamaré mejor: Lección aprendida, vete y el que siga.

Cuando una persona que amabas, admirabas y tenías montada en un pedestal, te hace algo horrible, ya jamás puedes volver a verla como antes aunque lo intentes y lo desees. Es una de las cosas más tristes que pasan en la vida, de cualquiera.

A ese altar de perfección no se sube dos veces. Te bajas y tienes que buscar donde más te vuelven a subir así de alto.



- 𝓐.



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