Rosas rotas en mí.

De lo sincera, cruda, frívola, directa, hasta mamona, no me arrepiento de nada. Que le duela, si es que le duele,  que se ofenda, si es que se ofende y que se sienta mal, si es que le importa. Si, bueno tal vez si me arrepiento y me llega la culpabilidad de mi personalidad tan directa y disparada de siempre decir y demostrar lo que siento, pero eso solo al principio, después el arrepentimiento se va y da lugar al, que bueno que le llegue la bala que le envíe con mis palabras, con mis actos. 
Tonta yo que confío, ¿cuándo voy a aprender? a no querer tanto. Soy tan intolerante y selectiva con las personas al conocerlas, y aún así al irme con cuidado, según yo, los que elijo, los pocos que doy entrada a mi confianza, a mi amistad, a mi vida, algunos de esos me hacen decir, 'me equivoco demasiado con las putas personas'. Me he sentido rota tantas veces que ya siento el literal 'crack' dentro de mí, cada vez que me dan un motivo para decepcionarme de los que creí <míos>, y ver que, no les importa, o que simplemente ignoran el hecho de mi dolor espiritual por ver como mi sentimiento hacia ellos de va deshaciendo y dentro va naciendo como un capullo de flor que se estando toda rota para dar paso a un sentimiento negro, malo, o a veces un sentimiento vacío de lo que antes era un amor, cariño puro e incondicional. O soy yo la idiota, o son ellos los que rompen la armonía y sus promesas. Maldita la sed humana que en su naturaleza no es apta para ser solitaria.  Si fuera el caso contrario, no necesitaría compañía humana, de amigos, de pareja. No habría tristezas, decepciones. Solo felicidad en lo vacío, pero eso no existe. Por desgracia. 

A soportar los malnacidos traicioneros que en un principio acogemos y damos cariño.